31° Domingo del Tiempo Ordinario, 5 Noviembre 2017, Ciclo A


San Mateo 22, 34-40

“La Coherencia, es el Camino Recto del Discípulo del Señor”

    Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.

  1. La Soberbia: cuando el orgullo se adueña del alma, no es extraño que detrás vengan todos los vicios: la avaricia, las intemperancias, la envidia, la injusticia. El soberbio intenta inútilmente quitar de su corazón a Dios, que es misericordioso con todas las criaturas, para acomodarse a las entrañas de maldad”.  Dejarse llevar de la soberbia pervierte la autoridad y perjudica al prójimo. Y puede llegar a los extremos de la ridiculez.
  2. La Humildad: el cristiano elige el último puesto sólo porque no busca la fama por iniciativa propia. Pero cuando siente la invitación de Dios a salir hacia delante, acepta la tarea con sentido de la responsabilidad para cumplir con su vocación. El ser humano se humilla sólo ante Dios y, por eso, es Dios quien lo ensalzará. El ejemplo más noble de una humillación de este tipo es Jesús mismo. Él «se humilló a sí mismo haciéndose obediente hasta la muerte y a la muerte de cruz. Por eso Dios lo ha exaltado y le ha dado el nombre sobre todo nombre»
  3. El Servicio: «El mayor de vosotros será el que sirva a los demás. Porque el que se ensalza será humillado, y el que se humilla será ensalzado». La verdadera grandeza en el reino de Dios se mira por la capacidad de servir a los demás como Cristo mismo hizo, y nos mandó seguir su ejemplo. La autoridad se verifica en el servicio. Que el mayor tenga que ponerse al servicio del más pequeño. Así, servir es configurar la propia vida a favor de la Comunidad. El amor por el prójimo nos empuja a sacrificar nuestra paz cuando Dios nos llama a su servicio.
  4. La Caridad: ayuda al pobre, ofrece lo que tienes sin pararte a pensar en recompensas. Cuando actúes de esa forma, tendrás la impresión de que has perdido y, sin embargo, estás creando en torno a ti una imagen (un signo y un preludio) de aquel reino decisivo que es un don del Dios que cura, un don del Dios que ofrece todo lo que tiene a sus hijos amados. Cristo nos asegura que la misericordia es decisiva, porque lleva la verdad del reino de Dios y es la garantía de entrada a él. No están la salud del alma y la esperanza de la vida eterna sino en la cruz. Toma, pues, tu cruz y sigue a Jesús, e irás a la vida eterna.
REFLEXIÓN

   En el Evangelio de hoy Jesús reconoce que los escribas y fariseos enseñan la Ley dada por Dios a través de Moisés: "En la cátedra de Moisés se han sentado los escribas y los fariseos". Pero observa que no la enseñan para que Dios sea glorificado, sino para ser glorificados ellos. Ellos conocen el camino de la vida y pueden enseñarlo a otros, pero no lo recorren ellos mismos. 

   Por eso no hay que imitarlos: "Haced, pues, y observad todo lo que os digan; pero no imitéis su conducta, porque dicen y no hacen". Enseñan el amor a Dios y se aman más a sí mismos; enseñan el amor al prójimo e imponen a los demás cargas pesadas, que ellos no cumplen; enseñan la humildad y son soberbios; enseñan la modestia y son vanidosos y arrogantes. "Quieren el primer puesto en los banquetes y los primeros asientos en las sinagogas, que se les salude en las plazas y que la gente les llame 'Rabbí'".

   El cristiano está llamado a la santidad y a ser testigo fiel de Cristo resucitado con la palabra y con el ejemplo de vida; es decir, en coherencia. Con la vocación cristiana Dios nos llama a la coherencia, a la sinceridad de vida, a la entrega auténtica, a que nuestro sí sea sí, y nuestro no sea no, sin doblez ni meras apariencias, sin doble vida. 

   Lo que tiene valor ante Dios no son las solas palabras, ni las apariencias irreales. Lo que Dios considera valioso es la autenticidad en el modo de vivir, la verdad vivida y la nobleza del esfuerzo por vivir aquello en lo que se cree, de manera especial, cuando se dan consejos o se anuncia el mensaje del Evangelio. En el mensajero, testigo o apóstol, palabra y vida no pueden ir separados, manteniendo una especie de divorcio. 

   Los padres, principales educadores de sus hijos, han de educarlos con el buen ejemplo, sin olvidar hablarles y enseñarles que las verdades cristianas es un deber que tienen. Palabra y testimonio de vida siempre han de ir de la mano. De esa manera, harán lo que dicen y no formarán parte del grupo de tantos que dicen, pero hacen.

PARA LA VIDA

   Un joven - de buena posición social - comenzó a salir con una joven artista. Esta relación era cada vez más seria y el joven estaba considerando la posibilidad de casarse. Pero como era muy precavido contrató a un detective privado para investigar a la joven y asegurarse de que no tuviera otros hombres, ni hijos, ni nada oscuro en su vida. 

   El detective desconocía esta relación. Sólo le dieron el nombre de la joven a investigar. Durante meses siguió las andanzas de la joven y, al final de su investigación, entregó el siguiente informe. Es una joven encantadora, honrada, y muy decente. Sólo hay una cosa que reprocharle. Últimamente sale con un joven -de muy buena posición social- que es de carácter dudoso y de una reputación más que sospechosa. Este joven hipócrita recibió la medicina que necesitaba: - mira, primero en los riñones de tu vida para limpiarla.
  
no señales a nadie con el dedo, y mira primero tus errores, corrígelos y podrás ver sin prejuicio a los demás.

   Jesús, en este episodio de su vida, está investigando las palabras y la conducta de los fariseos, y hoy nos pide ser mejores que ellos; es decir, obrar coherente mente de palabra y de obra, como lo manda Dios.