San Marcos 9, 2-10
¡Transfigúranos Contigo, Señor!
Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.
- La Transfiguración: no es la revelación impasible de la luz del Verbo a los ojos de los apóstoles, sino el momento intenso en el que Jesús aparece unificado en todo su ser con la compasión del Padre. En aquellos días decisivos, él es más que nunca transparente a la luz de amor de aquel que lo entrega a los hombres por su salvación. Por consiguiente, si Jesús se transfiguró, es porque el Padre hace resplandecer en él su gozo.
- La Montaña: es lugar habitual de encuentro con Dios: también Moisés subió al monte para escuchar la voluntad divina codificada en los Diez Mandamientos. La soledad del monte significaba, en aquellos tiempos el alejamiento del resto de los hombres y la proximidad a Dios.
- La Nube: era la forma sensible con la que Dios se revelaba. Ésta, opaca y resplandeciente al mismo tiempo, manifiesta la presencia de Dios desvelando su misterio.
- La Contemplación: es imposible contemplar el Sumo Bien y no amarle; y no amarlo en la misma medida cuanto es dado contemplarle, hasta que el amor alcance alguna semejanza con aquel amor que llevó a Dios a hacerse hombre, en la humildad de la condición humana, para hacer al hombre semejante a Dios en la glorificación de la divina participación.
- La Escucha: es dulce al oído escuchar la voz de la persona amada. Por eso, Abraham que ama a Dios, escucha su voz que le llama y enseguida responde: "Aquí estoy", en un gesto de disponibilidad desde el amor. Por eso, el Padre invita a los discípulos a escuchar a Jesús para que a través de sus palabras lleguen a sus oídos las revelaciones del amor hasta la locura de la cruz.
REFLEXIÓN
En este segundo domingo de Cuaresma la liturgia nos invita a meditar el misterio de la Transfiguración de Jesús. En la soledad del monte Tabor, presentes Pedro, Santiago y Juan, únicos testigos privilegiados de ese acontecimiento, Jesús es revestido, también exteriormente, de la gloria de Hijo de Dios, que le pertenece. Su rostro se vuelve luminoso; sus vestidos deslumbrantes.
Aparecen Moisés y Elías, que conversan con Él sobre el cumplimiento de su misión terrena, destinada a concluirse en Jerusalén con su muerte en la cruz y con su resurrección. En la Transfiguración se hace visible por un momento la luz divina que se revelará plenamente en el misterio pascual.
La transfiguración del Señor es un acontecimiento clave, no sólo en la misión salvadora de Jesús que el Padre le ha confiado, sino también por la experiencia de fe de los discípulos, que caminan con Él hacia la misma meta, y de toda la comunidad de los creyentes que peregrinan hacia la Pascua eterna.
Así, pues, Jesús está de camino hacia Jerusalén, donde deberá "sufrir mucho y ser reprobado por los ancianos, los sumos sacerdotes y los escribas, morir y resucitar a los tres días" Allí se cumplirán las antiguas profecías que habían anunciado la venida del Mesías, no como poderoso dominador o agitador político, sino como servidor de Dios y de los hombres, que sufrirá la persecución, el dolor y la muerte.
Al reflexionar sobre este misterio, el Papa Juan Pablo II nos dice que Jesús tiene delante una meta difícil, hacia la que lo impulsa la voluntad de Dios y lo orienta su vocación de "Siervo", y predice su conclusión, que será al mismo tiempo trágica y gloriosa. Su humanidad, para superar la prueba, tiene que ser "confirmada" por el amor poderoso del Padre y confortada por la solidaridad de los discípulos que caminan a su lado.
PARA LA VIDA
Un general llegó y le dijo al coronel: «coronel, mañana tendrá lugar un eclipse de sol. Por tanto, los soldados deberán estar en formación en el patio del cuartel para ver este extraño fenómeno que acontece rara vez. Si llueve, cosa poco probable, se quedarán dentro de la compañía» El coronel fue a ver al capitán y le dijo: «Por orden del general, mañana tendrá lugar un eclipse de sol.
Si llueve, cosa poco probable, los soldados se quedarán en el patio del cuartel para contemplar este fenómeno que no ocurre todos los días. En caso contrario, se quedarán dentro de la compañía. El capitán fue al teniente y le dijo: «Mañana el general va a eclipsarse en el patio del cuartel. Para ver este fenómeno tan extraño que no acontece todos los días, los soldados formarán dentro de la compañía.
Si llueve, cosa poco frecuente, lo verán desde el patio del cuartel» El teniente dijo a los soldados: «Mañana todos los soldados tienen que eclipsarse en el patio del cuartel, cosa que no acontece todos los días. Para ver este fenómeno tan extraño el general ordenará que llueva dentro de la compañía» Después de escuchar esto, los soldados comentaron entre ellos todo preocupados: «¡Eh! ¡Tenemos que hacer alguna cosa para no eclipsarnos mañana! ¡Si no, el general va a mojase dentro de la compañía!