San Marcos 9,38-43.45.47-48
“Jesús por Nosotros…Todos por Nuestro Señor”
Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.
- La Salvación: lo primero y más importante no es el crecimiento de un pequeño grupo, sino que la salvación de Dios llegue a todo ser humano, incluso por medio de personas que no pertenecen al grupo: «el que no está contra nosotros, está a favor nuestro». El que hace presente en el mundo la fuerza salvadora y liberadora de Jesús está a favor de Jesús y Jesús a favor de Él.
- Nuestros Sentidos: Jesús empleaba sus manos para bendecir, curar y tocar a los excluidos. No están hechas para herir, golpear, someter o humillar. Por muy dolorosas que sean, si los cristianos no hacen opciones que aseguren la fidelidad a Jesús, su proyecto no se abrirá camino en el mundo. Todos estamos llamados a tocar con las manos de Jesús, caminar tras los pasos de él, ver con su divina mirada, y tener los más puros sentimientos de Jesús.
- Hacer el Bien: además de la Iglesia católica, hay en el mundo un número incontable de hombres y mujeres que hacen el bien y viven trabajando por una humanidad más digna, más justa y más liberada. Jesús quiere que seamos capaces de reconocer la presencia y la acción de Dios en toda persona que se entrega para hacer el bien a los demás. Todo ser humano es mi «prójimo». De todos me he de sentir responsable, aunque sólo sea para «dar a beber un vaso de agua».
REFLEXIÓN
“Nuestra mano, será lo que nosotros hacemos, nuestro pie, será el lugar hacia donde caminamos, nuestro ojo es nuestra manera de entrar en relación con los otros. Nuestra mano nos conduce al pecado si lo que hacemos nos desvía del evangelio. Nuestro pie nos lleva al pecado nos conduce lejos de los caminos de Dios. Y nuestro ojo nos dirige al pecado si se convierte en un instrumento de lujuria, de odio, y no propicia el encuentro y el diálogo con los demás.
Cristo nos invita hoy a estar abiertos a aquellos que quieren hacer el bien, ser edificados por sus compromisos, a admirar el bello trabajo que realizan aquellos que no pertenecen a nuestro grupo, a un partido político, a nuestra nacionalidad.
En el fondo, el Evangelio de hoy es un llamado de atención para que sepamos ver que las personas que son diferentes a nosotros, o que pertenecen a grupos diferentes al de nosotros, tienen un cúmulo de tesoros, y todos, un objetivo común: El Reino de Dios. Entonces, lo que nos advierte el evangelio de hoy es sobre el peligro de pensar que nosotros, desde nuestro grupo, sea el que sea, somos portadores de la verdad y que podemos criticar a otros.
San Agustín, en este sentido, tiene una frase que bien podría resumir el evangelio de hoy. Dice así: “La verdad no es ni tuya, ni mía, para que pueda ser tuya y mía”. Es una conquista permanente. Quien no está contra nosotros, está con nosotros. Y esto es verdad, incluso cuando no se pertenece a la misma comunidad de fe.
PARA LA VIDA
Una vez visitó un cristiano a un maestro sabio y le dijo: - Permíteme que te lea algunas frases del Sermón de la Montaña. - Lo escucharé con sumo gusto, replicó el maestro. El cristiano leyó unas cuantas frases y se le quedó mirando. El maestro sonrió y dijo: - Quienquiera que fuese el que dijo esas palabras, ciertamente fue un hombre iluminado. Esto agradó al cristiano, que siguió leyendo.
El maestro le interrumpió y le dijo: - Al hombre que pronunció esas palabras podría realmente llamársele Salvador de la humanidad. El cristiano estaba entusiasmado y siguió leyendo hasta el final. Entonces dijo el maestro: - Ese sermón fue pronunciado por un hombre que irradiaba divinidad. La alegría del cristiano no tenía límites. Se marchó decidido a regresar otra vez y convencer al maestro sabio de que debería hacerse cristiano.
Pero mientras iba de camino de vuelta escuchó que Jesús le decía: - Te felicito. Has conseguido que un maestro sabio confiese mi divinidad. En cambio a ti el orgullo de lo conseguido te ha hecho apartarte del camino de la humildad del Evangelio. ¿Por qué no imitas su humildad y dejas que simplemente sea un buen maestro, en lugar de que sea un mal cristiano como tú?.