Solemnidad de La Santísima Trinidad, 16 de Junio de 2019, Ciclo C



San Juan 16, 12-15


“Dios: Padre, Hijo y Espíritu Santo”


Homilía PadreLuis Guillermo Robayo M.
  1. Padre Creador: el Padre es siempre lo primero, lo supremo, origen de todo;el que creó el mundo, el que escogió al pueblo de Israel en Abrahán, el que hizo la alianza con su pueblo en el Sinaí, y el que constantemente estuvo al lado de su pueblo Israel.
  2. Hijo Redentor: Jesucristo, la Palabra eterna de Dios, que desde antes de la creación del mundo estaba junto a Dios, y que por medio de ella fue creado todo, que en la plenitud de los tiempos se hizo carne, bajó a la tierra y vivió como uno más de nosotros, que murió por nosotros en la cruz, que resucitó al tercer día y que subió a los cielos, y ahora está sentado a la derecha del Padre.
  3. Espíritu Santo Santificador:  que ya se cernía sobre las aguas en la creación del mundo, que habló por medio de los profetas, el que llenó a María en el momento de la Encarnación, el que descendió sobre Jesús en su Bautismo, el espíritu que Jesús entregó al Padre en la cruz y que después, una vez resucitado, exhaló sobre los discípulos, y finalmente el que envió el Padre junto con el Hijo desde el cielo el día de Pentecostés, el que da fuerza a la Iglesia, el que recibimos el día de nuestro bautismo y el que nos hace llamar a Dios Padre. Es un misterio que no comprendemos, pero hoy Dios se nos revela Trinidad.
  4. La Trinidad: es, antes que nada, comunicación y comunión de amor. Una comunicación basada en el amor y una comunicación de amor. Dios es amor, nos dijo ya San Juan y repetirían después muchas veces San Agustín y otros muchos santos; el fruto del amor del Padre es el Hijo y el fruto de ambos, y factor de unión del Padre con el Hijo, es el Espíritu Santo: Don amoroso del Padre y del Hijo. El misterio de la Santísima Trinidad es, pues, un misterio de Amor.
REFLEXIÓN

   En las lecturas de este domingo, Dios mismo se nos revela, y se nos revela como Trinidad, como una comunidad de personas. Dios no es un ser solitario, sino que es comunión de personas. Por eso podemos decir que Dios es amor. La teología nos enseña que la Trinidad es una comunidad de amor en la que Dios Padre es el que ama, el Hijo es el amado, y el Espíritu Santo es el amor mismo. No es que sean tres dioses distintos, sino que es un solo Dios en tres personas.

   El misterio de la Santísima Trinidad –Un sólo Dios en tres Personas distintas–, es la revelación central de la fe y de la vida cristiana, pues es el misterio de Dios en Sí mismo. Misterio es algo que sólo podemos comprender cuando Dios nos lo revela. Aunque es un dogma difícil de entender, fue el primero que entendieron los Apóstoles. Después de la Resurrección, comprendieron que Jesús era el Salvador enviado por el Padre. 

   Y, cuando experimentaron la acción del Espíritu Santo dentro de sus corazones en Pentecostés, comprendieron que el único Dios era Padre, Hijo y Espíritu Santo. Comprendieron, sobre todo que Dios es amor entre personas. Tras escribir un extenso tratado con el título "De Trinitate", San Agustín llegó a la conclusión de que vemos estas cosas en espejo y en enigma, pues es un misterio, pero sí podemos darnos cuenta de que "se nos presenta en el Padre el origen, en el Hijo la natividad, en el Espíritu Santo del Padre y del Hijo la comunidad, y en los tres, la igualdad".


PARA LA VIDA


   Había una vez en una tierra muy lejana, un rey que quería ver a Dios. Este rey ya tenía todas las riquezas que quería y había visto todo lo que se le había antojado, pero sentía que había algo más que estaba por encima de todas sus riquezas y que aún no había podido lograr. El rey pensaba que antes de morir sólo le faltaba un deseo por cumplir, el de ver a Dios. De inmediato, reunió a todos los sabios del reino entero y les dijo: - ” Les doy tres días de plazo para que me digan cómo puedo ver a Dios.” Pero pasaron los tres días y nadie pudo enseñarle a ver a Dios. 
   El rey se llenó de cólera y los amenazó a todos con la muerte, pero ni eso logró que encontraran la manera de hacerle ver a Dios.  En eso, se presentó un pastor sencillo y le dijo: -” Te enseñaré como puedes ver a Dios. - Ven acompáñame” El pastor llevo al rey a un campo abierto y le enseñó el sol diciéndole: -” Mira”. 
   El rey quiso mirar el sol, pero no pudo, respondiendo enojado: - “¿Acaso quieres que me vuelva ciego?” El pastor le replicó: - “Señor, el sol es sólo una pequeña creación del gran Dios, si no eres capaz de mirar su creación ¿Cómo lo vas a mirar a Él?”. El rey entendió esto. Sin embargo, no estaba satisfecho aún y le dijo: - Dime, ¿Qué había antes de Dios?” El pastor le respondió: - “¡Empieza a contar!” El rey contó: - “Uno, dos, tres”. 
   Pero el pastor lo interrumpió: -” No, debes contar desde antes, debes empezar antes del número uno.” El rey le contestó: - “No hay nada antes del número uno.” Replicó el pastor: - “De la misma manera no hay nada antes que Dios.” - “Contéstame otra pregunta más y me basta”, dijo el rey. - “¿Qué hace Dios?” El pastor sonrió y le dijo: - “Eso te lo voy a contestar si dejas que cambiemos de ropa. Yo me pongo la tuya y tú te pones la mía.” El rey bajó de su trono y cambió su ropa con el pastor. - “Así es Dios”, explicó el pastor, “baja de su trono, se viste como los hombres y los trata con tanta bondad que quiere darles su misma ropa de rey.” Entonces dijo el rey:” Ahora si entiendo a Dios”

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