San Juan 16,12-15
“Un Solo Dios Verdadero”
Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M.
1.-Adoración: en el Evangelio de San Juan la palabra de hoy es una adoración a Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo, cuando venga él, el Espíritu de la verdad, os guiará hasta la verdad plena nacido de su corazón: construir con todos sus hijos e hijas un mundo más humano y fraterno, más justo y solidario. Jesús lo llama "reino de Dios" e invita a todos a entrar en ese proyecto del Padre buscando una vida más justa y digna para todos, empezando por sus hijos más pobres, indefensos y necesitados.
2.-Admiración: Jesús invita a sus seguidores a vivir como hijos e hijas de un Dios cercano, bueno y entrañable, al que todos podemos invocar como Padre querido. Lo que caracteriza a este Padre no es su poder y su fuerza, sino su bondad y su compasión infinita. Nadie está solo. Todos tenemos un Dios Padre que nos comprende, nos quiere y nos perdona como nadie. Por eso, el mejor camino para aproximarnos al misterio de Dios no son los libros que hablan de él, sino las experiencias amorosas que se nos regalan en la vida, cuando dos enamorados se entregan mutuamente, cuando dos esposos hacen brotar de su amor una nueva vida, están viviendo experiencias que, incluso cuando son torpes e imperfectas, apuntan hacia Dios.
3.-Alabanza: es bueno culminar nuestras plegarias diciendo «Gloria al Padre, al Hijo y al Espíritu Santo» para adorar con fe el misterio de Dios. Y es bueno santiguarnos en el nombre de la Trinidad para comprometernos a vivir en el nombre del Padre, siguiendo fielmente a Jesús, su Hijo, y dejándonos guiar por su Espíritu. Lo grande es que nosotros estamos hechos a imagen de ese Dios. El ser humano es una especie de «miniatura» de Dios. Es fácil intuirlo. Siempre que sentimos necesidad de amar y ser amados, siempre que sabemos acoger y buscamos ser acogidos, cuando disfrutamos compartiendo una amistad que nos hace crecer, cuando sabemos dar y recibir vida, estamos saboreando el «amor trinitario» de Dios. Ese amor que brota en nosotros proviene de él.
REFLEXIÓN
“Padre, Hijo Y Espíritu Santo”
Al mismo tiempo, Jesús invita a sus seguidores a que confíen también en Él: "No se turbe vuestro corazón. Creéis en Dios; creed también en mí". Él es el Hijo de Dios, imagen viva de su Padre. Sus palabras y sus gestos nos descubren cómo nos quiere el Padre de todos. Por eso, invita a todos a seguirlo. Él nos enseñará a vivir con confianza y docilidad al servicio del proyecto del Padre.
Con su grupo de seguidores, Jesús quiere formar una familia nueva donde todos busquen "cumplir la voluntad del Padre". Ésta es la herencia que quiere dejar en la tierra: un movimiento de hermanos y hermanas al servicio de los más pequeños y desvalidos. Esa familia será símbolo y germen del nuevo mundo querido por el Padre.
Trinidad Santa: para esto necesitan acoger al Espíritu que alienta al Padre y a su Hijo Jesús: "Vosotros recibiréis la fuerza del Espíritu Santo que vendrá sobre vosotros y así seréis mis testigos". Éste Espíritu es el amor de Dios, el aliento que comparten el Padre y su Hijo Jesús, la fuerza, el impulso y la energía vital que hará de los seguidores de Jesús sus testigos y colaboradores al servicio del gran proyecto de la Trinidad santa.
Misterio de Bondad: confío en tu promesa mi Señor, tu dijiste: “Pide y se te dará”, por eso estoy aquí en este momento de soledad y comunión contigo, porque te amo y porque sé que me amas, porque sé que me escuchas y que deseas lo mejor para mí. Tus tiempos son perfectos Señor, confío en ti ahora y siempre. ¿A quién más puedo acudir sino es a ti? tu eres mi amigo, nadie me conoce mejor que tú, nadie ha dado su vida por mi salvación sino tú, nadie me mira con más misericordia y amor que tú. Pero también sé mi amado Señor Jesús, que nadie espera más de mí que tú. Señor Jesús, perdóname porque a veces me olvido de ti, especialmente lo hago cuando todo marcha bien.
PARA LA VIDA
Había una vez una niña llamada Lulu que le tenía miedo a la oscuridad. Todas las noches llamaba a su mamá para que la acompañara, y su mamá se trasnochaba para que ella estuviera tranquila. Un día le dijo: – Hijita, por qué me llamas tanto, sabes que tengo sueño y despertarme todas las noches me pone de mal humor.
Lo que pasa es que tengo mucho miedo mamá.– A qué le temes
miedo le preguntó su madre intrigada. – A la oscuridad, le dijo Lulu.
Pues no debes de temer. Sabes, tú tienes una luz interna muy poderosa y
está justo en el medio de tu corazón. Esa luz es producto de todo el
amor que sientes, por mí, por tu papi y tu hermana. Si piensas en esa
luz, ya nunca más sentirás temor.
Lulu desde aquel día vio mucha luz en su habitación a media noche y
se puso feliz al saber que la luz de su corazón alumbraría su vida
para siempre.