4° Domingo Adviento, 18 de Diciembre 2022, Ciclo A

San Mateo 1, 18 - 24

Jesús Nacerá de María, Desposada con José, hijo de David

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M.

1.- La Encarnación: María, después de acoger el anuncio del Ángel, quedó embarazada por obra del Espíritu Santo. La vida de la Virgen no es llamativa en actividades exteriores. Al contrario, su vida fue totalmente sencilla. Y, sin embargo, ella está en el centro de la historia. Con ella la historia ha cambiado de rumbo. Al recibir a Cristo y darlo al mundo, todo ha cambiado. Nuestra vida está llamada a ser tan sencilla y a la vez tan grande como la de María. No hemos de discurrir grandes planes complicados. Basta que recibamos del todo a Cristo y nos entreguemos plenamente a Él. Entonces podremos dar a luz a Cristo para los demás y el mundo tendrá salvación.

2.- La Obediencia de José: José era un hombre que siempre dejaba espacio para escuchar la voz de Dios, profundamente sensible a su secreto querer, un hombre atento a los mensajes que le llegaban desde lo profundo del corazón y desde lo alto. No se obstinó en seguir su proyecto de vida, no permitió que el rencor le envenenase el alma, sino que estuvo disponible para ponerse a disposición de la novedad que se le presentaba de modo desconcertante. Y así, era un hombre bueno. Y así, José llegó a ser aún más libre y grande. Aceptándose según el designio del Señor, José se encuentra plenamente a sí mismo, más allá de sí mismo. Esta libertad de renunciar a lo que es suyo, a la posesión de la propia existencia, y esta plena disponibilidad interior a la voluntad de Dios, nos interpelan y nos muestran el camino.

3.- La Navidad: en la inminencia ya de la Navidad, la Iglesia quiere centrar más y más nuestra mirada y nuestro deseo en Cristo que viene. Con las palabras del profeta nos recuerda que Cristo es el signo que Dios nos ha dado. Esperamos signos de que el mundo cambia, de que las cosas mejoran. Pero Dios nos da un único signo: Cristo Salvador. Él e la respuesta a todos los interrogantes, la solución a todos los problemas. Cristo Basta.

4.- El Nacimiento: «La Virgen está encinta y da a luz a un hijo». Cristo nos es dado a través de ella. Gracias a ella tenemos al Emmanuel, al «Dios-con-nosotros». Para darlo al mundo, primero lo ha recibido. La vida de la Virgen no es llamativa en actividades exteriores. Al contrario, su vida fue totalmente sencilla. Y, sin embargo, ella está en el centro de la historia. Con ella la historia ha cambiado de rumbo. Al recibir a Cristo y darlo al mundo, todo ha cambiado.

 

REFLEXIÓN

Llegamos hoy al último domingo de Adviento y nos encontramos ya en las puertas de la solemnidad de la Navidad del Señor.  La Palabra de Dios nos ha ido preparando durante todo el Adviento para que la Navidad no sea una fiesta vacía y sin sentido, sino que nos sirva para renovar nuestro encuentro y nuestro compromiso con Jesús.

La 1ª lectura del profeta Isaías nos ha presentado a Ajaz que se niega pedirle una señal a Dios. Ajaz se encuentra entre dos opciones: aliarse con los reyes vecinos o aliarse con Dios. También nosotros adoptamos a veces esa postura de Ajaz.  Tenemos miedo, nos angustiamos y nos preocupamos hasta perder la paz. Hay veces que uno, agobiado por los problemas, o por la desesperación, siente que Dios no lo escucha, que Dios no le habla, que Dios no se manifiesta. Y en esos momentos, a veces uno le pide a Dios que le dé una señal.

La 2ª lectura de San Pablo a los Romanos nos lleva a descubrir que nuestra vocación y el verdadero reto que tenemos como cristianos es llevar a toda persona la Buena Noticia de la Salvación, es decir, todos debemos proclamar el Evangelio. Ser apóstoles del Señor, ser cristianos no es una carga, sino una gracia, un verdadero privilegio, ya que Dios nos ha escogido para realizar la obra de la salvación.

El Evangelio de San Mateo nos ha presentado cómo Dios pide el consentimiento de María y de José para que su Hijo se haga Hombre en su familia. Dios no hace las cosas sin contar con nosotros.  Para el nacimiento y el cuidado de Jesús fueron imprescindibles José y María.  Dios quiso contar con el “sí” de María al ángel y la aceptación de la misión que le encargaba a san José, aunque éste no entendiera.  Todos los seres humanos somos pieza clave para que los planes de Dios se hagan realidad y no puras fantasías. Algunas personas piensan: “qué importa que uno más o uno menos colabore y participe en la Iglesia”.  A los que piensan así hay que decirles: si la piedra dijese: una piedra no puede levantar una pared, no habría casa.  Si el hombre dijese: Un gesto de amor no puede salvar a la humanidad, no habría justicia, ni paz, ni dignidad, ni felicidad sobre la tierra.

PARA LA VIDA

    Cuenta una leyenda que cuando nació Jesús, un ángel decidió reunir a todos los animales de la tierra para encontrar a los que fueran dignos de estar en el Pesebre de Belén. Entre los voluntarios, se presentó primero el león. El ángel le preguntó que por qué él se consideraba el más digno de los animales para estar en el Portal de Belén. El león le respondió: -Está claro, yo soy el rey de la selva y qué mejor que un rey para estar cuidando del Rey del mundo. 

   Además, soy el animal más fuerte de todos y puedo defender como nadie al Niño Jesús de todos los peligros y enemigos. El ángel lo miró y le dijo: -Gracias, león, por tus buenas intenciones de defender al Niño Jesús, pero eres demasiado pretencioso y demasiado creído. Además, tu presencia y tus rugidos puede asustar al Niño. Inmediatamente, se presentó el zorro y le dijo al ángel: -Yo soy el animal más apropiado para estar junto a Jesús. -¿Por qué? -. preguntó el ángel. –Pues porque yo podría robar todas las noches leche y miel para alimentar al Niño y a sus padres y así no pasarían hambre. 

   El ángel lo miró con una sonrisa y le dijo: -Gracias, zorro, pero eres demasiado poco honesto para estar junto a quien viene al mundo para ser la Verdad. Llegó otro animal y el ángel quedó impresionado por su belleza. -¿Quién eres tú?, dijo el ángel. –Yo soy el pavo real, ¿acaso no te has dado cuenta?. Soy el más vistoso y bello de todos las aves y quién mejor que yo para estar en el Pesebre y adornar con mis hermosas plumas un lugar tan pobre, sucio y desangelado. El ángel le dijo: - Gracias, pavo real, pero eres demasiado vanidoso para estar junto a quien ha querido venir al mundo en la sencillez de un pesebre. 

   Y así fueron pasando todos los animales, sin que ninguno lograra agradar al ángel. Cuando ya parecía que no habría ningún animal digno de estar en el Portal de Belén, de pronto, escondidos, el ángel divisó a dos robustos animales que le llamaron la atención: -¿Quiénes sois?. – Somos el buey y la mula. – Y ¿por qué vosotros no os habéis presentado como candidatos para estar junto al Niño Jesús?, volvió a preguntarles el ángel. -¿Nosotros?. 

   Pero si no servimos más que para trabajar y trabajar y estamos siempre debajo del amo que nos utiliza como animales de carga. ¿Qué podríamos ofrecerle al Niño Jesús?. Yo, dijo el buey, lo único que podría hacer es espantarle las moscas con el rabo para que no le molesten. Y yo, dijo la mula, solamente sabría darle calor con mi aliento para que no pase frío. El ángel, emocionado, les dijo: -¡Vosotros, vosotros sois los animales que he estado buscando, vosotros sois los más dignos de estar con el Niño Jesús, porque El ha venido para los pobres y los humildes!. Y así es como el buey y la mula pasaron a ser los famosos animales del Pesebre de Belén.