15° DOMINGO DEL TIEMPO ORDINARIO - Julio 11 de 2010:

Evangelio de San Lucas 10, 25-37

REFLEXIÓN PARA LA SEMANA

- ¿QUIÉN ES MI PRÓJIMO – DE QUIÉN SOY PROJIMO?. De todo aquel a quien yo me aproximo porque necesita de mí. Implicándome en la necesidad del otro, tengo la oportunidad de ganarme la vida eterna porque actúo con los mismos sentimientos del corazón de Jesús. El dolor del otro, es dolor de Cristo y si alivio ese dolor, actúo en nombre del mismo Cristo. Mi prójimo es quien está más próximo a mí: el papá triste, la mamá poco valorada, el hijo al borde del abismo de la droga…

- ¿QUIÉN ES EL BUEN SAMARITANO?: Es Jesús, que vino a dar la vida por los que más sufren. Por esto, el que tiene un corazón compasivo y se conmueve desde sus entrañas por los que sufren, también es un buen samaritano. Siempre hay alguien que necesita de nosotros “Cuando estemos sufriendo, vayamos a un hospital: hay quienes sufren más; cuando estemos tristes, pensemos en quienes no tienen consuelo, cuando sintamos hambre, me acordaré de quienes no tienen con qué comer.

- LO MÁS IMPORTANTE: En las obras de caridad y de misericordia que practiquemos en esta vida, nos jugamos la salvación para la vida eterna: “Venid benditos de mi Padre porque tuve hambre y me disteis de comer”, dice el Señor. De nada nos sirve decir que amamos a Dios sino nos implicamos en las angustias de los demás como lo hizo el buen samaritano. Acordémonos del refrán: “haz el bien sin mirar a quién.

- HACER EL BIEN implica tener los sentimientos de Jesús y obrar como Él

Para esto hay que nutrirnos de Él, dedicarle tiempo en nuestra oración;

colocarlo en nuestra agenda como lo más importante.

NO OLVIDEMOS:

Prójimo es aquel que necesita de nuestro compromiso y de nuestra palabra, de nuestro consejo y de nuestra presencia. Lo contrario y lo más fácil, es dar un rodeo a las personas, a los problemas y a las cruces que salen a nuestro encuentro con un montón de excusas. Yo debo hacerme prójimo de aquel que me exige salir de mí mismo para medir si, en verdad mi fe es operativa y práctica o es sólo teoría.

COMPROMISO:

El amor traducido en obras de misericordia es el que hoy edifica eficazmente la civilización del amor y la cultura de la vida. No podemos pasar de largo ante esa persona que encontramos sufriendo en el camino, en la calle, en el hogar. La Palabra de Dios nos llama a un profundo examen de conciencia: nuestra salvación está en juego.-