San Lucas 18, 1-8
La Oración: en la oración el ser humano siempre está de cara a Dios y nos transforma en personas sensibles a la voluntad de Dios. Es un diálogo por el cual podemos discernir su mano siempre tendida para salvarnos, venga lo que venga.
La justicia: La justicia de Dios tiene que pasar por la justicia humana y nos hace comportarnos de una manera más equitativa, según el corazón de Dios, con los hermanos y hermanas y con las tareas de esta tierra. A la pregunta de Jesús que si encontrará fe en nosotros, podemos responder que sí, que creemos en Él, que lo amamos y queremos vivir con Él día a día, en nuestro trabajo, en nuestra familia, con los amigos. Y por creer en Él, queremos ser más justos en todo.
La Salvación: será plena en el futuro pero comienza en nuestra aceptación plena de Jesús desde ya. Cada vez que tendemos la mano al hermano, que curamos sus heridas, que perdonamos, que somos justos, la salvación de Dios se va haciendo realidad aquí y ahora. Nuestra fe está en la Santa Trinidad, en la Santa Iglesia Católica, en el perdón de los pecados, en la resurrección de los muertos, en la vida eterna. Si creemos en esto y somos justos, nos ganamos el cielo.
REFLEXIÓN
Contrario al juez injusto y duro de corazón, el Señor tiene un corazón lleno de amor y bondad. Al juez no le importan los hombres, al Señor le importamos tanto que se ha hecho uno de nosotros. Al Señor le importamos más que su propia vida que dio por nosotros. Somos tan importantes para él, que se ha quedado con nosotros hasta el fin del mundo.
HISTORIA PARA: ORAR, PERSEVERAR Y SER JUSTOS
La Madre Teresa de Calcuta, la servidora de los más pobres entre los pobres, visitó un día al famoso y poderoso abogado de Washington Edward Bennett Williams.
Williams, abogado de Richard Nixon, Frank Sinatra y otros personajes importantes, presidía una pequeña fundación caritativa y Madre Teresa decidió visitarle en busca de ayuda para un hospital de enfermos del Sida que iba a construir.
Antes de la visita, Williams confió a su colaborador Paul Dietrich: “Pablo, sabes que el Sida no es mi enfermedad preferida y no quiero dar dinero para esa causa, pero tengo una santa católica que viene a verme y no sé qué hacer”.
Decidieron recibirla con cortesía, escucharla y decirle que no. Madre Teresa entró en la oficina, les expuso su proyecto y les pidió la ayuda económica. Wlliams le dijo: ”Nos conmueve su petición, pero no es posible”. Madre Teresa contestó: “Vamos a rezar”. Williams y Paul bajaron sus cabezas y terminada la oración Madre Teresa hizo la misma súplica.
De nuevo Williams le dijo que no era posible. Madre Teresa dijo una vez más: “Vamos a rezar”. Williams, exasperado, miró al techo y dijo: “Está bien, está bien. Paul tráeme la chequera”.
Madre Teresa no se dejó intimidar por las negativas del abogado y salió de la importante oficina con un cheque para los pobres.