4° Domingo de Adviento, 18 de Diciembre de 2011


San Lucas 1, 26-38

"La Visitación"
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( Anunciación )
  1. La Obedienciatambién a nosotros, como a María, se nos confía una misión: contribuir a poner luz en medio de la noche. «Alégrate». Es la primera palabra que escucha el que se prepara para vivir una experiencia buena. La navidad es ALEGRÍA.
  2. No Tener Miedo: son muchos los miedos que pueden despertarse en nosotros. Miedo al futuro, a la enfermedad, a la muerte. Nos da miedo sufrir, sentirnos solos, no ser amados. Lo que necesitamos es confianza y seguridad en la presencia de Dios.
  3. La Alegría: sólo es posible en el corazón del hombre que anhela y busca justicia, libertad y fraternidad entre los hombres. María se alegra en Dios, porque viene a consumar la esperanza de los abandonados. Sólo se puede ser alegre ayudando a los que sufren. Es salir de uno mismo hacia el otro.
REFLEXIÓN

   En el relato evangélico de la anunciación a María, nos invita a pensar en la“Alegría”. Esta es la primera palabra de Dios a toda criatura.
   La alegría de saberse amado de Dios. La segunda palabra es la “Confianza” que nace en quien se enfrenta a la vida con la convicción de que no está solo. Una alegría que nace de la fe. Dios nos acompaña, nos defiende y quiere siempre nuestro bien.La confianza es la certeza de saber que Dios está ahí.
   La tercera palabra es la “Gracia” No sólo María, también nosotros podemos escuchar esta palabra porque todos vivimos y morimos sostenidos por la gracia y el amor de Dios. La fe en Dios no es una receta para resolver los problemas diarios. Pero todo es diferente cuando uno vive buscando en Dios luz y fuerza para enfrentarse a las dificultades propias del ser humano.


PARA LA VIDA

   Un día un hombre encontró a un amigo de rodillas en el suelo buscando algo y le preguntó: ¿Qué estás buscando? La llave. He perdido la llave de casa. Los dos arrodillados buscaban y buscaban la llave sin encontrarla. Al cabo de un rato, le preguntó al amigo: ¿Dónde la has perdido? Y le contestó: en la casa. Dios mío, ¿por qué la buscas aquí? Porque aquí hay más luz.