14° Domingo del Tiempo Ordinario, 8 de Julio de 2012


San Marcos 6, 1-6
       
 La fuerza de lo débil..." 
 Descargar   Homilía del Padre Rector 

  1. El profeta: Dios llama a los profetas a anunciar la esperanza, a afianzar la fe en el pueblo y a luchar por la justicia, el amor y la paz. También tienen que denunciar lo que va en contra de ese plan de Dios, remover corazones y fomentar el espíritu de conversión, transformación de vida y cambio interior. El compromiso por Dios será más fuerte que sus propios miedos, ayudados y motivados por el Espíritu del Señor.
  2. La Misión: en la misión del profeta se da el drama, el desconcierto, la incomprensión y, en muchas situaciones, la persecución. “El discípulo de Cristo no debe sólo guardar la fe y vivir de ella, sino también profesarla, testimoniarla con firmeza y difundirla” 
  3. La Fe: Cristo por la fe debe entrar a formar parte de nosotros de tal manera que ya nuestras obras hablen de él, le pongan de manifiesto.
  4. La Humildad: Dios elige aquellos instrumentos humanos para sus planes y con mucha frecuencia elige medios demasiado humildes. Cuesta aceptar cordialmente esta elección divina de lo pobre y lo pequeño para salvar. Pero eso es lo que prefiere él: lo débil.

REFLEXIÓN
   De acuerdo al Evangelio llegaremos a una conclusión no  precisamente feliz: todos los defectos que Cristo encontró en los hombres religiosos de su época y que los evangelistas  recogieron cuidadosamente para "enseñanza de la posteridad", los hemos copiado también hoy. 
   Los paisanos de Jesús no creyeron en Él, le rechazaron porque conocían muy bien a sus parientes…Muchos rechazan a la iglesia de Jesús porque conocen muy bien sus pecados… Mucha gente se aparta de Dios y vive en la indiferencia, como si Dios no existiera. 
   No podemos quedarnos en lo negativo. Jesús nos pide que confiemos en Él. Hemos de recuperar nuestro sentido profético. Necesitamos personas con experiencia de Dios, que vayan abriendo camino y que nos den fuerza para caminar: como Ezequiel. 
PARA LA VIDA
   Hace unos años estalló una persecución contra los cristianos en Sudán, África. Un joven huyó y se refugió en Uganda. Allí entró en el seminario y terminados sus estudios, fue ordenado sacerdote. Se llamó el padre Taban. Sus feligreses no podían creer que fuera de verdad un sacerdote. ¿Nos quieres hacer creer que tú, hombre negro, eres un sacerdote? 

Nunca habían visto un sacerdote negro. Todos los anteriores habían sido misioneros blancos y les daban ropas, comida, medicinas… El joven P. Taban era pobre como ellos y no podía darles nada. Y empezó a decirles la misa en su propia lengua. 

   La gente seguía diciendo: este hombre no puede ser sacerdote porque nunca hemos celebrado la misa en nuestra propia lengua. Era negro y pobre como ellos y hablaba su misma lengua. Tuvo que pasar mucho tiempo y muchas pruebas hasta que fue aceptado por sus feligreses, por la gente de su raza y de su lengua.