2° Domingo de Adviento, 9 de Diciembre de 2012

                            

San Lucas  21, 25 - 28 . 34 - 36

      


 Preparad el camino del  Señor


 

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  1. Preparar el Camino:  para abrirle un camino a Dios es necesario descender al fondo de nuestro corazón. Quien no busca a Dios en su interior es difícil que lo encuentre fuera. En nosotros encontraremos miedos, preguntas, deseos, vacíos, pero no importa, Dios está ahí. Él nos ha creado con un corazón que lo buscará hasta que descanse en él.
  2. El Desierto: La Palabra de Dios vino sobre Juan, en el desierto. Sólo en el silencio, despojados de todo, en desierto, se puede escuchar la voz y la llamada de Dios a cambiar el interior. Según Isaías, el «desierto» era el mejor lugar para abrirse a Dios e iniciar la conversión. Oseas dirá que es en el «desierto» donde Dios habla “de corazón a corazón».
  3. La Conversión: el encuentro con Dios acontece cuando a uno le nace desde dentro esta oración: «Oh Dios, ten compasión de mí, que soy pecador». Éste es el mejor camino para recuperar la paz y la alegría interior. Despertar la confianza total en este amor puede ser comenzar a vivir de una manera nueva y gozosa con Dios.
  4. Escuchar: La Voz de Dios en lo profundo del corazón y en actitud de humildad. Así lo hizo Juan Bautista: su corazón atento, su silencio y humildad le llevaron a figurar ante los ojos de Dios como el más grande de los profetas. A Dios se le escucha en el silencio, en las entrañas del corazón, en la humildad del pesebre.    

    REFLEXIÓN
       Celebrar la Navidad es celebrar la Buena Noticia de Dios que cumple sus promesas en Jesús hecho niño, hecho hombre para nuestra salvación. La salvación de Dios ya está en medio de nosotros y hemos de estar preparados para acogerla. 
    “Preparad el camino del Señor, allanad sus senderos; elévense los valles, desciendan los montes y colinas; que lo torcido se enderece, lo escabroso se iguale”
       Entonces “todos verán la salvación de Dios”. A nosotros nos viene esta Palabra hoy, en una época de “desierto espiritual”, de crisis de valores, de falta de fe, y con la misma urgencia de ser anunciada. 
       El estilo de Dios es servirse de personas sencillas, como Juan, para hacer llegar su mensaje a oídos de todos. Hoy todos somos Juan y estamos llamados a anunciar, con nuestro testimonio de vida, la presencia entre nosotros de esa Palabra que es salvadora. Y también a desvelar los signos de la presencia de un Dios que no nos deja de la mano, y menos cuando las cosas se ponen difíciles, como ahora.

    PARA LA VIDA
       En Estados Unidos hay unas letras, un código, para clasificar las películas de cine. Código que los padres conocen y algunos siguen a la hora de orientar a sus hijos. 
       Alguien, con sentido del humor y de la oportunidad, ha aplicado esas mismas letras a los sermones dominicales. 
    • Un sermón "G". Válido para todos los públicos. Es inofensivo, pueril, lleno de generalidades y tópicos. La gente lo describe como "maravilloso". 
    • Un sermón "PG". Para gente madura. Invita al cambio. Es "retador" aunque casi nadie actúa ni cambia. 
    • Un sermón "R". Restringido. Dirigido a los que no tienen miedo a la verdad. Llama a las cosas por su nombre. Se dice que es "controversial y provocador". 
    • Un sermón "X". Sólo para los que pueden aguantar ideas explosivas, sermón bomba.