San Juan 6, 1 - 15
" Dadle Vosotros de Comer… "
- Signo de Caridad: Jesús no solo alimentaba a la gente con la Buena Noticia de Dios, sino que le preocupaba también el hambre de la gente. ¿Cómo alimentar en medio del campo a una muchedumbre numerosa? Los discípulos no encuentran ninguna solución. Felipe dice que no se puede pensar en comprar pan, pues no tienen dinero. Andrés piensa que se podría compartir lo que haya, pero solo un muchacho tiene cinco panes y un par de peces. ¿Qué es eso para tantos? Para Jesús es suficiente. Ese joven, va hacer posible lo que parece imposible pues Jesús le tocó su corazón. Su disponibilidad para compartir todo lo que tiene es el camino para alimentar a aquellas gentes. Jesús hará lo demás. Toma en sus manos los panes del joven, da gracias a Dios y comienza a "repartirlos" entre todos. Es la comida sencilla de la gente que vive junto al lago: pan de cebada y pescado ahumado. Una comida fraterna servida por Jesús.
- Responsabilidad y Solidaridad: El milagro de la multiplicación de los panes revela a Jesús como el enviado a alimentar al pueblo, pero encierra también una llamada a aportar lo que cada uno pueda tener, aunque sólo sean cinco panes y dos peces, para alimentarnos todos. Al compartir el pan de la Eucaristía, los primeros cristianos se sentían alimentados por Cristo resucitado y al mismo tiempo, recordando el gesto de Jesús, compartían el pan y sus bienes con los más necesitados. Se sentían hermanos. La escena de la multiplicación de los panes es una invitación a compartir nuestros bienes, aunque solo tengamos «cinco panes» y «un par de peces». El resto lo hace el Señor. Así nos ganamos el reino de Dios: “Venid benditos de mi Padre…porque tuve hambre y me disteis de comer…”
REFLEXIÓN
En el relato de la multiplicación de los panes es un texto muy trabajado teológicamente, en el que es fácil detectar diversas llamadas para entender a Cristo como fuente y DON de vida. Se comprende mejor la cena eucarística y se vive de manera más responsable la solidaridad con los necesitados. ¿Cómo leer hoy este relato en el horizonte de ese tercio de la humanidad que muere de hambre y de miseria?
El relato habla de una muchedumbre necesitada de alimento, en medio de un desierto donde no es posible satisfacer el hambre. Los discípulos presentan «cinco panes y dos peces», símbolo expresivo de la penuria y escasez, aunque habrían podido alimentarse en las aldeas cercanas. Hoy millones de seres humanos viven junto a países ricos donde hay medios suficientes para alimentar a toda la Humanidad.
La solución no es ir a buscar alimento, porque quizá no tienen cómo comprarlo. La solución es dar de lo que cada uno tiene. Por eso Jesús los llama a la responsabilidad: «Dadles vosotros de comer» Qué tenemos para dar y hacer por los demás?
PARA LA VIDA
Un niño pequeño quería conocer a Dios, por lo que decidió que tenía que salir de su casa en su búsqueda. Así que hizo su maleta con dulces galletas y refrescos y empezó a caminar. Llegó a un parque y decidió hacer una pausa para descansar. Se sentó en un banco cerca de una mujer anciana que estaba contemplando unas hermosas flores.
El niño se sentó junto a ella y abrió su maleta. Sacó uno de sus refrescos y se dio cuenta que la anciana parecía hambrienta, así que le ofreció una galleta. Ella, agradecida aceptó el dulce y sonrió al niño. Su sonrisa era muy bella, y siguió compartiendo con ella ¡El niño estaba encantado! Al oscurecer, el niño se levantó para irse.
Cuando el niño llegó a su casa, su madre estaba sorprendida por la tardanza y por la cara de felicidad de su hijo. Entonces le preguntó: -Hijo, ¿Qué hiciste hoy que te hizo tan feliz? El niño contestó: -No estoy seguro, pero ¡creo que hoy almorcé con Dios!... Finalmente creo que lo encontré, aunque no era como yo esperaba...Y antes de que su madre contestara algo, añadió: -¿Y sabes qué? ¡Tiene la sonrisa más hermosa que nunca he visto!
Mientras tanto, la anciana, también radiante de felicidad, regresó a su casa. Su hijo se quedó sorprendido por la expresión de paz en su cara, y preguntó: -Mamá, ¿qué hiciste hoy que te ha puesto tan feliz? La anciana contestó:-¡Comí con Dios en el parque!... Y antes de que su hijo respondiera, añadió:-¿Y sabes? ¡Es más joven ¡de lo que pensaba!
No hay comentarios:
Publicar un comentario