San Juan 21, 1 - 19
“ Echad las Redes a la Derecha y Encontraréis "
- Presencia: está en la playa, sin que las acometidas del mar le puedan afectar; y pese a todo dirige la "pesca". No es suficiente, para una buena pesca, la decisión de Pedro y las ganas de los demás discípulos; es el Señor que ordena -que da misión- cómo debe pescarse. El esfuerzo será de los discípulos. Pero es también una complementariedad en relación con la acción de pescar: el Señor que envía a pescar es el mismo que reúne a los discípulos en su mesa. Está, aún, el proceso de la fe. Una cosa es la fe proclamada y otra la fe hecha experiencia de comunión. En ambos casos, sin embargo, es la fe propia del discípulo; también el Señor en el que se cree es el mismo.
- La Alegría: la alabanza que tratamos de contagiar a los fieles tiene que ser también invitación a contemplar, por la fe, la gloria del Resucitado. Hoy, el Apocalipsis nos invita a compartir la visión del trono de Dios, rodeado de los ángeles y de los ancianos que aclaman el Cordero que ha sido degollado.
- El Pan: la comida no es fruto del trabajo de los discípulos pescadores: es don del Resucitado. Ya lo había advertido Jesús: "Es mi Padre el que os da el verdadero pan del cielo". Hay una admirable correspondencia entre el fragmento de hoy, del capítulo 21 de Juan, y el capítulo 6 del mismo evangelio. Lo que Jesús había anunciado multiplicando los panes y los peces cerca del lago de Tiberíades, una vez resucitado, lo cumple cerca del lago. Los discípulos reconocen ahora a Jesús con una expresión de fe pascual: "Es el Señor". "Jesús se acerca, toma el pan y se lo da; y lo mismo el pescado". Igual como en el capítulo 6,11. "Era la tercera vez que Jesús se aparecía a los discípulos".
REFLEXIÓN
El ímpetu del Resucitado en primer lugar nos describe una noche de trabajo sin resultado alguno. Estaban los apóstoles, tenían los arreos propios de la pesca, pero faltaba Jesús. Con la luz del amanecer se les aparece Jesús resucitado y toma la iniciativa de la operación. Los resultados de la pesca milagrosa será una lección permanente para toda comunidad cristiana que quiera realizar la misión que ha recibido. Jesús es el Señor de la misión y es su ímpetu -la acción del Espíritu Santo- lo que hará fructuosa la actividad de los pastores y de los agentes de pastoral. Quizá en más de una ocasión no contamos con esta novedad de la Pascua en nuestra programación pastoral. Pedro con tantos esfuerzos para sacar la red, no se había dado cuenta de quien le hablaba.
Es necesario que su amigo Juan le indique: "es el Señor" y entonces va el primero a su encuentro, ya que no ha sido el primero en identificarle. A nosotros nos puede pasar lo mismo ante los afanes de este mundo y los esfuerzos por lo inmediato. No descubrimos al Señor presente, a Cristo resucitado, al Hijo de Dios que está a nuestro lado.
PARA LA VIDA
Dos amigos, mientras estaban sentados en la entrada de casa, oyeron que en un lago cercano había muchos peces gordos. Uno de los dos entró en trepidación: busco información más segura sobre la noticia, después habló con varios pescadores sobre la veracidad de los rumores, procuró sacarles pistas sobre los lugares para pescar mejor, y también procuró conocer los distintos tipos de cebo que irían mejor.
El segundo tomó enseguida una caña, iba pillando algunos insectos por el camino para usarlos como cebo, y al llegar al lago corriendo echó los anzuelos. Cuando el primero llegó al lago, el segundo tenía ya las cestas llenas de peces gordos. A él no le quedaban más que unos cuantos pececitos.
Moraleja: prontitud en las decisiones.