13° Domingo del Tiempo Ordinario, 26 de Junio 2016, Ciclo C


San Lucas 9, 51 - 62

“  Te Seguiré Donde Vayas   

  1. El Llamado: la iniciativa de toda VOCACIÓN y DISCIPULADO parte siempre de Dios. Lo nuestro es una colaboración a esta gracia divina que esdada gratis.  Parte de la vida de la persona es el discernimiento de la llamada de Dios a la santidad, al servicio a los demás,  los distintos estados de la vida.  A veces la llamada aparece con claridad meridiana y no hay dudas en la misma.  A veces hay que discernir, interpretar los signos de la vida, de nuestra propia experiencia, y a través de la oración llegar a una decisión de respuesta.
  2. La Respuesta: la llamada de Dios a construir su Reino nos reta a una respuesta que intenta tener unas cualidades muy especiales. Puede ser en un ideal para todos: RADICAL, PRONTA, TOTAL, GENEROSA, INCONDICIONAL. Como en las respuestas de esos modelos de vocación y de misión que encontramos tantas veces en las Escrituras  Las imágenes del Evangelio hoy nos dejan entrever que aquellos espontáneos que pedían tiempo, o CONDICIONES, para seguir a Jesús no son aptos para seguirle.  Jesús, con palabras quizá cortantes y duras, lo deja bien claro.
  3. La Misión:  exige sacrificio, urgencia, entrega incondicional. Es tarea de AHORA, no de después.  A veces puede parecer que es una tarea imposible.  Pero, Jesús, en su invitación a la colaboración de construir este Reino, de justicia, de amor y de paz, en el mundo, lejos por la solidaridad y la oración, y a nuestro lado, con los detalles de cada día, no nos deja solos.  Él pone a nuestra disposición el auxilio y la fuerza de su Gracia.  Esta se nos da en amplia generosidad, hoy, aquí, al reunirnos como asamblea de Fe, y al compartir este Pan Eucarístico que nos fortalece para salir hacia el mundo, y hacer el anuncio, como Profetas, del mensaje del reino que Jesús nos trae del Padre.
REFLEXIÓN 

   Las tres conversaciones en el evangelio, tres supuestos viajeros y discípulos, implican también tres actitudes. Al primero Jesús le dice que el Mesías tiene que sufrir y ser crucificado. Éste probablemente esperaba un viaje cómodo, en primera clase. Para él el Mesías era triunfador y glorioso. No cabía en su cabeza un Mesías fracasado y derrotado. "Los pájaros tienen nidos"… En Israel todo el mundo se sentía en su casa menos Jesús que es el verdadero Israel. 
   Viajar con Jesús es unirse a la oposición. La segunda conversación: "Déjame ir a enterrar a mi padre". Enterrar a un padre significaba quedarse en casa hasta que los padres ancianos morían y eran enterrados respetuosamente. Podían pasar años y años. Seguir a Jesús es algo que pertenece al ahora, es una decisión para hoy. Jesús va camino de Jerusalén e irá contigo o sin ti. El tercer supuesto discípulo le pide a Jesús le permita ir a despedirse de los suyos. Oh ¡cómo me gustaría seguirte pero tendría que preguntar, pedir permiso…! Jesús le dice que no hay mayor autoridad que Él. Ser discípulo es un compromiso de toda la vida. ¿Cómo respondieron los tres candidatos? No nos interesa saberlo. 
   A fin de cuentas se trata de cada uno de nosotros, y ñas disculpas que colocamos para no seguir al Señor.
   Cuando el creyente se esfuerza por seguir a Jesús día a día, va experimentando de manera creciente que sin ese "seguir a Jesús", su vida sería menos vida, más inerte, más vacía y más sin sentido.
   Este seguimiento no consiste primariamente en apropiarnos de un conjunto de ideas nuevas, ni en pasar a pertenecer a un grupo de selectos, sino en hacer de Jesús el eje único de nuestro vivir diario y en ponernos decididamente al servicio de los que él llamaba al reino de Dios.

PARA LA VIDA

   Cuando se conquistó el Oeste, la gente viajaba en diligencia. Lo que, tal vez, no sabemos es que había tres clases de viajeros: viajeros de primera, de segunda y de tercera. Los viajeros de primera, pasara lo que pasara, permanecían sentados durante todo el viaje. Los viajeros de segunda, cuando surgía un problema, tenían que bajarse hasta que el problema se resolvía. No tenían que mancharse las manos, simplemente miraban. 
   Los viajeros de tercera tenían que salir de la diligencia, empujar, arreglar la rueda rota o solucionar cualquier otra avería. No sé qué clase de billete compró cuando decidió viajar en la diligencia de Jesús. Pero si sé que la mayoría de los católicos se comportan como viajeros de primera clase. 
   Lucas nos dice que Jesús "tomó la decisión de viajar a Jerusalén". Nosotros también decidimos viajar con Jesús, viaje de aprendizaje, de crecimiento y de servicio. Viaje que exige elecciones y compromisos.