Fiesta Patronal Diócesis de Zipaquirá
San Lucas 1, 39 - 56
“ Proclama mi Alma la Grandeza del Señor "
- La Esperanza: es la virtud del que experimentando el conflicto, la lucha cotidiana entre la vida y la muerte, entre el bien y el mal, cree en la resurrección de Cristo, en la victoria del amor. Es un don de Dios que nos hace avanzar mirando al cielo.
- La Vocación: es la disponibilidad al proyecto de Dios La vida del hombre únicamente se puede desarrollar confiando y trabajando por alcanzar metas. Las llamamos ilusiones, deseos de superación... Es lo que en la Biblia se llaman promesas.
- La Humildad: María “le conquistó el corazón a Dios” por su humildad, y sobresale siempre por su sencillez y humildad entre “los pobres de Dios” de quienes es la figura suprema y eximia.
- El Servicio: María ha entendido su existencia desde la pro-existencia, es decir, desde una entrega generosa, desinteresada y gratuita. Así lo mostró en Belén cuando nos dio a su Hijo, en Caná cuando ayuda a los necesitados, en la cruz cuando ofrece a su propio Hijo por la salvación de todos...
- La Oración: María ha sido una persona orante y contemplativa. Nunca perdió la amistad con Dios, con su propio Hijo...Cuando no entendía las palabras de su Hijo - como en el Templo de Jerusalén-, las guardaba en su corazón y las meditaba en silencio.
- El Gozo: Esta felicidad llega, no tanto de nuestros sentimientos, sino de sus méritos. ¡Dichosa me dirán todas las generaciones porque el Padre misericordioso ha hecho en mi obras admirables!. Como buenos hijos, participamos en la alegría de la Madre, porque en ella contemplamos la bondad misericordiosa de Dios que cuida de los débiles. Dichosos los que escuchan la palabra de Dios y la cumplen con fidelidad.
REFLEXIÓN
La importancia de la Asunción para nosotros, hombres y mujeres de comienzos de este Tercer Milenio de la Era Cristiana, radica en la relación que hay entre la Resurrección de Cristo y la nuestra. La presencia de María, mujer de nuestra raza, ser humano como nosotros, quien se halla en cuerpo y alma, ya glorificada en el Cielo es eso: una anticipación de nuestra propia resurrección. Tengamos, pues, a María como modelo.
Como ella, pongámonos en camino para ir a ayudar a los que nos necesitan. Ella llevaba a Jesús en sus entrañas y no se quedó en casa, atemorizada porque no le fuera a pasar nada malo, sino que, empujada por el fruto que se iba tejiendo en su seno, subió a ayudar a su prima. No nos quedemos a Jesús para nosotros solos, por miedo a que no se estropee. Ella nos impulsa a llevarlo a todas partes.
Nos falta esperanza. Nos sobra miedo, angustia, desánimo a todos los niveles. Hoy es un día como para crecer en optimismo. Es una fiesta que alegra el verano y a muchas poblaciones les es ocasión de fiesta humana y cristiana. UNA VICTORIA "CONTAGIOSA".
La fiesta de la Asunción, vista desde las lecturas bíblicas, se puede decir que tiene tres niveles:
- La victoria de Cristo Jesús: éste es el punto central de la salvación y de nuestra historia. Cristo Resucitado, tal como nos lo presenta Pablo, es el contenido prioritario de nuestra fe y de nuestra fiesta durante todo el año, también para hoy.
- La Virgen María es la "primera cristiana", la que participa más plenamente en esa victoria de su Hijo, siendo también ella elevada a la gloria en cuerpo y alma. La Virgen que supo abrirse totalmente a Dios, que creyó en El, le alabó y le fue radicalmente dócil en su vida ("hágase en mí según tu Palabra"), es glorificada, como primer fruto de la Pascua de Jesús, asociada a su victoria.
- Pero la fiesta de hoy presenta el triunfo de Cristo y de la Virgen en su proyección a todos nosotros: a la Iglesia y en cierto sentido a toda la humanidad. María es el modelo de los cristianos, la que en todo momento apoya a la Iglesia en su lucha contra el mal.
PARA LA VIDA
Javier estaba un día platicando con su cuñado Rafael y de pronto le hizo una confesión sorprendente. Ambos estaban casados con dos hermanas gemelas y aunque la esposa de Rafael deseaba desesperadamente tener un hijo, ésta después de diez años de matrimonio no había concebido. Javier le dijo a su cuñado que su esposa se había ofrecido a tener un hijo para dárselo a su hermana.
El hijo nació, la madre lo acarició y se lo entregó a su hermana. Y ésta agradecida comentó: "Ni en sueños podría imaginar que alguien se sacrificara así para hacerme feliz". Meses más tarde, un periódico publicaba la noticia con este titular: "Un regalo de amor que no tiene precio. Hermana da su bebé a hermana sin hijos".
- Un Hijo que se ofreció por nosotros.
- Un Hijo que hace posible la resurrección.
- Un Hijo que vence a sus enemigos, incluida la muerte.
- Un Hijo "nacido de mujer" y del Espíritu para que tú nazcas cada día a lo nuevo.
- Un Hijo en el que puede contemplar la sonrisa de su Padre y ver el rostro glorioso de Dios.