Domingo de Ramos, 25 Marzo 2018, Ciclo B


San Marcos 14, 1 - 15, 47

Bendito el que Viene en Nombre del Señor

    Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.
  1. Semana Santa: vivir la semana Santa es acompañar a Jesús desde la entrada a Jerusalén hasta la resurrección. Vivir la semana Santa es descubrir qué pecados hay en mi vida y buscar el perdón generoso de Dios en el Sacramento de la Reconciliación. Vivir la Semana Santa es afirmar que Cristo está presente en la eucaristía y recibirlo en la comunión.
  2. Pasión: bajo el signo de la glorificación, considera indirectamente la agonía de Jesús en el huerto con un eco particular: Ahora mi alma está turbada. Y ¿qué voy a decir? ¡Padre, líbrame de esta hora! Pero ¡si he llegado a esta hora para esto! (Jn 12,27). “La angustia mortal de Jesús se expresa y reviste con la palabra de un salmo: mi alma está triste Sal 46,6.12; Sal 43,5. Pero Jesús añade algo más hasta la muerte. No porque quisiese morir, sino por lo intenso del dolor.
  3. Muerte: su muerte fue un acto de amor. En la última Cena, Él anticipó la muerte y la transformó en el don de sí mismo. Su comunión existencial con Dios era concretamente una comunión existencial con el amor de Dios, y este amor es la verdadera potencia contra la muerte, es más fuerte que la muerte.
  4. Resurrección: fue como un estallido de luz, una explosión del amor que desató el vínculo hasta entonces indisoluble del «morir y devenir». Inauguró una nueva dimensión del ser, de la vida, en la que también ha sido integrada la materia, de manera transformada, y a través de la cual surge un mundo nuevo. La resurrección no ha pasado, la resurrección nos ha alcanzado e impregnado. A ella, es decir al Señor resucitado, nos sujetamos, y sabemos que también Él nos sostiene firmemente cuando nuestras manos se debilitan.

REFLEXIÓN

   Hoy la Iglesia entera conmemora el Domingo de Ramos, que constituye la puerta de la semana santa. La entrada triunfal de Jesús en Jerusalén marca, en cierto sentido, el fin de lo que Jerusalén representaba para el antiguo testamento, y señala el principio de la plena realización de la nueva Jerusalén. Desde este momento Jesucristo insistirá sobre la destrucción de la Jerusalén terrenal, hablará de su juicio, de la que ha de ser la Jerusalén futura. De ella nacerá la Iglesia, ciudad espiritual que se extenderá por todo el mundo cual signo universal de la redención futura.

   Por eso, la celebración de este domingo comienza con el rito de la bendición de los ramos. Sigue la lectura del Evangelio que relata la entrada de Cristo en la Ciudad Santa, y termina con la procesión o la entrada solemne. Se ha simplificado la bendición de los ramos, y se ha dado mucho más realce a la procesión, poniendo de manifiesto que no se trata tanto del simbolismo de las palmas, cuanto de rendir homenaje a Cristo, Mesías - Rey, imitando a quienes lo aclamaron como Redentor de la humanidad. La procesión tiene como meta la celebración de la Eucaristía, ya que en ella se reactualiza el sacrificio de Cristo. La entrada de Cristo en Jerusalén tenía la finalidad de consumar su misterio Pascual. La liturgia de la misa insiste en los aspectos de la Pasión y de la Pascua.

   Durante la procesión de este Domingo, llevamos en las manos olivos como signo de paz y esperanza, porque en el seguimiento de Cristo, pasando nuestra propia pasión y muerte, viviremos la resurrección definitiva de Dios. Después llevamos a nuestras casas los ramos bendecidos, como signo de la bendición de Dios, de su protección y ayuda. Según nuestra costumbre, se colocan sobre un crucifijo o junto a un cuadro religioso, y este olivo es un sacramental., es decir, nos recuerda algo sagrado. El ramo que hoy llevamos a nuestras casas es el signo exterior de que hemos optado por seguir a Jesús en el camino hacia el Padre. 

PARA LA VIDA
¡Hosanna! Bendito...
  • El que viene en el Nombre del Señor...
  • El que dio su vida para darnos vida...
  • El que fue obediente hasta la muerte y muerte de cruz...
  • El que nos mostró el límite del amor y la entrega...
  • El que amó y amó hasta el extremo...
  • El que derramó su sangre por nosotros...
  • El que hizo de su vida una ofrenda a Dios...
  • El que vivió para servir y amar...
  • El que vino para llevarnos al Padre y reconciliarnos con Él...
  • El que tiene Palabras de vida eterna...
  • El que es camino, verdad y vida...
  • El que está siempre a nuestro lado...
  • El que nos quiere dar vida con su vida...
  • El que siendo Dios se hizo hombre para llevarnos al Padre...
  • El que en la cruz nos reconcilió con el Padre...
  • El que nos mostró que no hay mayor amor que dar la vida por los amigos...
  • El que su enseñanza fue su propia vida...
  • El que es consuelo y fortaleza para nosotros...
  • El que es Dios verdadero hecho hombre que murió por nosotros...
  • El que es Dios hecho hombre, nuestro Señor y redentor...