San Juan 6, 1 - 15
“Comieron, se Saciaron y Sobró”
Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.
- El Alimento: Si hay hambre en el mundo, no es por escasez de alimentos sino por falta de solidaridad. Hay pan para todos, falta generosidad para compartir. Nos da miedo compartir lo que tenemos, y la gente se muere de hambre por el egoísmo y la falta de sensibilidad y amor solidario.
- El Pan: el sabor a pan marca también el evangelio de este domingo. El secreto de la generosidad no está en la abundancia sino en la bondad del corazón. Al fin y al cabo, en el atardecer de la vida, nos examinarán del amor.
- La Solidaridad: la mayoría de nosotros no tendrá nunca ocasión de encontrarse cara a cara y en profundidad con hombres y mujeres que mueren de hambre y sed. La escena de la multiplicación de los panes es una invitación a compartir más nuestros bienes, aunque sólo tengamos «cinco panes» y «un par de peces».
- El Milagro: aunque el milagro se refiere principalmente a la Eucaristía que se parte y se reparte para todos, no debemos olvidar que la Eucaristía es el sacramento visible de lo que quiere Dios para el mundo: un mundo donde todos seamos hermanos y nadie pase necesidad. El secreto de la generosidad no está en la abundancia sino en la bondad del corazón.
REFLEXIÓN
Tanto en Jesús como en el profeta Eliseo es notoria la sensibilidad que manifiestan hacia las personas que han acudido hasta ellos. Han pasado un tiempo con ellos, han escuchado lo que tenían que decir, ya es hora de regresar a sus casas, pero no han comido. El peso del día y el tiempo transcurrido hacen que tengan hambre.
Es la hora de comer. Ni Jesús ni Eliseo despiden a la gente sin más, la gente tiene que regresar a sus hogares, pero antes tienen que comer, lo necesitan para el camino. El camino no se puede hacer si no se está debidamente alimentado. El comer, como el beber o el respirar, es una necesidad vital. Sin el pan de cada día no se puede sobrevivir.
Buena parte de la vida humana está organizada y orientada a conseguir los alimentos y a satisfacer las necesidades básicas que garantizan nuestra existencia.
El pan está muy presente en la vida del cristiano. Lo está en la oración del Padrenuestro, lo está en el sacramento de pertenencia por excelencia, la Eucaristía, en nuestras fiestas litúrgicas y en nuestra moral cristiana. Jesús mismo quiso ser recordado como pan: el pan de su cuerpo, el pan de su palabra. Se presentó como el Pan de Vida. El pan, por tanto, además de necesario para la vida tiene un profundo significado simbólico para el cristiano.
PARA LA VIDA
Un día, un niño se compró un helado de chocolate. Cuando iba a destaparlo, se acordó de que a su hermano mayor le encantaba el chocolate. Fue a casa, lo guardó en el refrigerador y le dijo a su hermano que había comprado su helado preferido. Éste se puso muy contento y le dijo que ya se lo comería más tarde. Pasó un rato y el hermano mayor fue a tomar su helado.
Pero cuando iba a destaparlo, su hermana pequeña lo agarró de las piernas y se lo pidió. Al final, acabó dándoselo. La hermana pequeña se fue muy contenta con su helado. Se sentó en una silla del comedor y se puso a mirar el helado. Estuvo pensando un momento y después fue rápidamente a buscar a su madre. La encontró en la terraza tendiendo la ropa.
Había pensado regalarle su helado, porque sabía que le gustaba mucho el chocolate. La madre la tomó en brazos y le dio un beso. Le dijo que ahora no se lo podía comer, que se lo guardara en el refrigerador. Al mediodía llegó el padre a casa cansado del trabajo. Hacía mucho calor y la madre, al oírle llegar, le dijo que se comiera el helado de chocolate que había en la nevera.
El padre fue y lo tomó. Lo destapó y empezó a comérselo. Entonces recordó que a sus hijos les encantaba el chocolate. Mientras se comía el helado, fue a la tienda de al lado de su casa y compró una torta helada de chocolate. Cuando llegó la hora de comer, todos se llevaron una gran sorpresa al ver aquella torta tan rica de chocolate. Al pensar los unos en los otros, habían salido todos ganando.