San Lucas 6, 27 - 38
“Amar a la Medida de Jesús"
Homilía Padre Rector Luis Guillermo Robayo M.
- El Amor: amar a los que nos aman puede ser interesado. El mérito está en amar a aquél que no nos lo puede devolver, e incluso a aquél que nos odia. Eso hizo David cuando perdonó la vida a su perseguidor, el rey Saúl. Es lo que hizo Jesús en la Cruz cuando perdonó a los que le maltrataban: “Padre, perdónales porque no saben lo que hacen”.
- El Perdón: acercarse a la celebración de la eucaristía nos compromete a ser auténticos y hacer nuestros los sentimientos y actitudes que Jesús llevó a la cruz y que estando en la cruz pidió perdón para sus verdugos: Padre, perdónalos, porque no saben lo que hacen (Lc 23,34). si queremos encontrar un Dios misericordioso tenemos que practicar nosotros la misericordia, si nos dedicamos a juzgar y descalificar el prójimo, si somos severos con los hermanos, así será Dios con nosotros.
- La Generosidad: Hay que obrar como Dios obra. El amor del cristiano no debe conocer límites. Dios no tiene en cuenta, cuando hace llover, si los que reciben la lluvia la merecen o no. Le basta saber que la necesitan. Cuando hace llover, lo hace para todos, para que todos puedan vivir; no mira si son justos o pecadores. Al cristiano se le propone ese ideal: postura abierta para todos, buenos sentimientos para todos, buenas obras para todos, sin más interés que el bien propio del prójimo. Así obra Dios.
REFLEXIÓN
El Evangelio, que se ha elegido para este Domingo, puede ser considerado como uno de los más exigentes para seguir a Jesús. Porque es sin duda más fácil aceptar que se nos diga que amemos a nuestros familiares y amigos, y que pongamos en práctica nuestras obras de caridad en beneficio de esas personas que nos son conocidas y sabemos que, al menos, nos lo han de agradecer. Hacer el bien a los que nos hacen bien –dice Jesús–, también lo hacen los pecadores.
La existencia de muchas personas cambiaría y adquiriría otro color y otra vida si aprendieran a amar gratis a alguien. El ser humano está llamado a amar desinteresadamente; y, si no lo hace, en su vida se abre un vacío que nada ni nadie puede llenar. No es una ingenuidad escuchar las palabras de Jesús: “Haced el bien... sin esperar nada”. Puede ser el secreto de la vida, lo que puede devolvernos la alegría de vivir. Ágape, amor gratuito, es el nombre del amor cristiano. Así nos ama siempre Dios, aunque nosotros no seamos capaces de corresponderle.
Y finalmente la regla de oro: “Como queráis que la gente se porte con vosotros, de igual manera portaos con ella”, nos lo enseña el mismo Jesús por ejemplo en la Última Cena, cuando se arrodilla ante sus discípulos para lavarles los pies. Este es el amor más grande, el amor sin medida, sin condiciones, sin recompensas, el amor incluso a los enemigos.
Cuanto más nos acerquemos a Dios, más descubriremos este amor de Él para con nosotros, y más nos ayudará a vivirlo también hacia los demás. No hay nada que Cristo nos pida y que no haya hecho primero por nosotros. Vivamos así cada día, creciendo en el amor y en la misericordia, a la medida de amor del Señor.
PARA LA VIDA
Un maestro dijo un día a sus alumnos: mañana van a traer a la escuela una funda de plástico transparente y un saco de patatas. Al día siguiente todos trajeron lo mandado por el maestro. Éste les dijo: por cada persona que te niegues a perdonar elige una patata, escribe el nombre de la persona y la fecha de la ofensa y colócala en la bolsa de plástico. Algunas bolsas eran bien pesadas y estaban bien llenas.
Luego les dijo: tienen que llevar la bolsa a todos los sitios que vayan y por la noche la colocan junto a su cama. La molestia e incomodidad de cargar cada día con la bolsa de patatas con sus nombres y fechas les hizo sentir el peso espiritual que llevaban dentro. La condición de las patatas con el tiempo empeoró y olían a muerto. Este es el precio que pagamos por almacenar rencores y odios. A veces pensamos que el perdón es un regalo que hacemos a los otros; no, es un regalo que nos hacemos a nosotros.
"Amar a los enemigos, hacer el bien a los que me odian…Orar por los que nos injurian…" no es fácil. Esto sólo está escrito en el Libro de Jesús, esto sólo lo hace Jesús y los que tienen el espíritu de Jesús. Esto sólo se aprende mirando al crucificado. Amar, perdonar, a mi marido, Dios perdona, ama siempre y las lágrimas de Dios en la cruz son las lágrimas por ti y por mi cuando nos negamos a amar.