4° Domingo de Pascua, 25 Abril 2021, Ciclo B

 San Juan 10, 11 - 18

"El Buen Pastor da su Vida por las Ovejas"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.- El Buen Pastor: “da la vida por las ovejas". Sin haber cometido pecado sufre la pasión por nosotros, carga con nuestros pecados, sube al leño para curarnos. Nos defiende de todo peligro, no perecemos y nadie puede arrebatarnos de su mano. No hay otro guía que nos conduzca por verdes praderas y nos dé la vida eterna. Preguntémonos, ¿a quién seguimos?, ¿quién es nuestro pastor?, ¿qué voces seguimos? El Señor nos advierte sobre los falsos pastores, que se aprovechan del pueblo, se apacientan a sí mismos. Por sus frutos les conoceréis…

2.- El Llamado: sigue llamando a los jóvenes, la vocación de especial consagración es una alternativa de vida apasionante, que nada tiene que envidiar a la que ofrecen las mejores compañías del mundo. Con la metáfora del mundo empresarial, se avisa a los jóvenes de que pueden recibir la llamada del “jefe” más importante del mundo, que les ofrece trabajar en una “compañía” con presencia internacional, que siempre cotiza al alza, y que afronta desafíos para cambiar la vida de muchas personas. 

3.- La Noticia: el conocimiento de Cristo no se reduce al simple conocimiento de lo que el Evangelio nos cuenta acerca de Él, de las verdades que la Iglesia enseña –que no sólo son necesarias, sino urgentes.  El conocimiento que nos es dado de Cristo es la íntima comunión en su misma Vida, comunión que nos transforma y eleva a la realidad de hijos de Dios, por obra del Espíritu Santo recibido en el Bautismo. Por esto, somos llamados hijos de Dios «¡y lo somos realmente!». Este conocimiento, además, aun comprometiendo a toda nuestra persona, no depende de nosotros, sino que llega como «don»: hunde sus raíces en la soberana iniciativa de Dios, que asume la carne y la sangre en Jesucristo, el único Buen Pastor que ofrece la propia vida por las ovejas, por nosotros (cfr. Jn 10,17-18). 

REFLEXIÓN

   El 4º Domingo de Pascua es considerado el “Domingo del Buen Pastor”, pues todos los años la liturgia propone, en este Domingo, un trozo del capítulo 10 del Evangelio según Juan en el que Jesús es presentado como “Buen Pastor”. Este es, por tanto, el tema central que la Palabra de Dios pone, hoy, a nuestra reflexión.

   La primera lectura afirma que Jesús es el único salvador, ya que “bajo el cielo, no se nos ha dado otro nombre que pueda salvarnos” (en este Domingo del “Buen Pastor” decir que Jesús es el “único salvador” equivale a decir que es el único pastor que nos conduce en dirección a la vida verdadera). Lucas nos avisa para que no nos dejemos manipular por otras figuras, por otros caminos, por otras influencias que nos presenten propuestas falsas de salvación.

   En la segunda lectura, el autor de la primera carta de Juan, nos invita a contemplar el amor de Dios por el hombre. Porque nos ama con un “amor admirable”, ya que Dios está empeñado en hacer que superemos nuestra condición de debilidad y de fragilidad. El objetivo de Dios es integrarnos en su familia y hacernos “semejantes” a Él.

   El Evangelio presenta a Cristo como “el Pastor modelo”, que ama de forma gratuita y desinteresada a sus ovejas, siendo capaz de dar la vida por ellas. Las ovejas saben que pueden confiar en él de forma incondicional, pues no busca el propio bien sino el bien de su rebaño. Lo decisivo para pertenecer al rebaño de Jesús es la disponibilidad para “escuchar” las propuestas que él hace y seguirle por el camino del amor y de la entrega.

   Esta debe ser nuestra respuesta al buen Pastor: tratar de imitarle en la medida en que podamos. No será nunca suficiente admirar las virtudes de Cristo como buen Pastor, si nosotros no vivimos realmente preocupados por seguirle e imitarle, dentro de nuestras posibilidades. En este domingo del buen Pastor todos nosotros, los cristianos, debemos hacer el propósito firme de hacer de nuestra vida una vida generosa y comprometida, religiosa y socialmente, con el mundo y sociedad en la que vivimos. Si no lo hacemos así, no estaremos celebrando cristianamente el domingo del buen Pastor.

PARA LA VIDA

   Un viejecito, ateo e incrédulo, fue a visitar a un sacerdote. Quería que le ayudase a resolver sus dudas de fe. No lograba convencerse de que Jesús de Nazareth hubiera resucitado. Buscaba pruebas de la resurrección. Cuando entró en casa del sacerdote, estaba ya alguien hablando con él. El sacerdote entrevió al anciano de pie en el pasillo, y corrió en seguida, sonriente, a ofrecerle una silla. Cuando el otro se despidió, el sacerdote hizo entrar al señor anciano. Una vez conocido su problema, le habló largamente y, después de un denso coloquio, el anciano de ateo se convirtió en creyente y quiso volver a ponerse en contacto con la Palabra de Dios, recibir los sacramentos y recobrar la confianza y devoción a la Virgen María. El sacerdote satisfecho, pero también un poco sorprendido por el cambio, le preguntó: El detalle de acercarme la silla para que no me cansase de esperar. respondió el anciano.

   Seamos imagen del Buen Pastor, Cristo, que entregó su vida por sus ovejas, que se preocupó de estar cercano a los que le buscaban y sobre todo a los más necesitados, como hizo el sacerdote con el anciano del cuento de hoy. Porque en realidad es son los detalles de acogida, amor, cercanía los que harán interpelarse y acercarse a la gente para preguntar qué nos mueve a actuar de ese manera.  Ése es el pastoreo de Jesús y debe ser el de los pastores de la Iglesia y de todos quienes tengan a su cargo personas. Sólo quien se acerca con humildad y cariño a las personas puede tener autoridad moral de pastor, al menos de pastor cristiano.