6° Domingo de Pascua, 7 Mayo 2021, Ciclo B

 San Juan 15, 9 - 17

"No Hay Amor más Grande que Dar la Vida por los Amigos"

Homilía Padre Luis Guillermo Robayo M. 

1.- La Búsqueda: todos los que buscamos a Dios, todos los buscadores de Dios, debemos considerarnos compañeros y hermanos en la búsqueda del único y verdadero Dios. Hagamos, pues, de nuestro cristianismo un cristianismo universal y católico, buscando siempre la fraternidad y el encuentro, más que la diversidad, en nuestra continua búsqueda del único Dios verdadero.

2.- El Amor: amémonos unos a otros, ya que el amor es de Dios, y todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. Quien no ama no conoce a Dios, porque Dios es amor. Cristo nos amó hasta dar su vida por nosotros, por eso nosotros debemos amarnos unos a otros hasta gastarnos y desgastarnos en el servicio a los demás. Si no amamos a los demás no amamos a Dios, porque así nos lo enseñó Jesús.

3.- La Acogida: La iglesia, haciéndose eco del mandamiento de Jesús, nos insta a volcar nuestro amor en nuevas situaciones de sufrimiento y de dolor de los hombres, como es el caso de ciertos enfermos abandonados, desasistidos y rechazados a causa de su enfermedad. En muchas parroquias se celebra estos días el sacramento de la Unción de Enfermos.

4.- La Caridad: nos invita a seguir bebiendo en esa fuente de vida y de amor que es Dios, a través de Jesús. No hay mayor hazaña que la de entregarse olvidándose de uno mismo; el dar sin esperar nada a cambio; el ganar, aunque aparentemente ante el mundo estés perdiendo. ¿Dónde reside esta forma tan rara y tan extraña de amar perdiendo? Ni más ni menos que en Dios. El amor cristiano, que es distintivo de los seguidores de Jesús, nos hace ver a las personas como hermanos. O dándole la vuelta a la frase, porque nos vemos como hermanos, somos capaces de entregarnos los unos a los otros. 

REFLEXIÓN 

La liturgia del 6º Domingo de Pascua nos invita a contemplar el amor de Dios, manifestado en la persona, en los gestos y en las palabras de Jesús y día a día hecho presente en la vida de los hombres por la acción de los discípulos de Jesús.

   La primera lectura afirma que esa salvación ofrecida por Dios a través de Jesucristo, y llevada al mundo por los discípulos, está destinada a todos los seres humanos, sin excepción. Para Dios, lo decisivo no es la pertenencia a una raza o a un determinado grupo social, sino la disponibilidad para acoger la oferta que él realiza.

   La segunda lectura presenta una de las más profundas y completas definiciones de Dios: “Dios es amor”. La venida de Jesús al encuentro de los hombres y su muerte en cruz, revela la grandeza del amor de dios por los hombres. Ser “hijo de Dios” es “conocer a Dios”, dejarse envolver en este movimiento de amor y amar a los hermanos.

   En el Evangelio, Jesús define las coordenadas del “camino” que sus discípulos deben recorrer, a lo largo de su vida por la historia. Ellos son los “amigos” a quienes Jesús reveló el amor del Padre; su misión es testimoniar el amor de Dios en medio de los hombres. A través de ese testimonio, se realiza el proyecto salvador de Dios y nace el Hombre Nuevo.

Siendo, pues, el amor algo muy grande e invencible, y no consistiendo en solas palabras, manifestémoslo en las obras. Jesús nos reconcilió consigo, siendo nosotros sus enemigos. En consecuencia, nosotros, hechos ya sus amigos, debemos permanecer siéndolo. El comenzó la obra, nosotros a lo menos vayamos tras El. Él no nos ama para propio provecho, pues de nada necesita; amémoslo nosotros a lo menos por propia utilidad. El nos amó cuando éramos sus enemigos; nosotros amémoslo a Él, que es nuestro amigo.

PARA LA VIDA 

   Érase una vez un zapatero ya muy anciano y muy cansado. Deseaba morir para ir con el Señor y deseaba también que el Señor lo visitara en su tienda. Un día mientras rezaba oyó una voz que le dijo: Mañana iré a tu tienda. Se puso a trabajar más feliz que nunca pero no pasó nada especial. Al rato entró una señora quejándose de unos niños que la insultaban y le robaban parte de la compra. El zapatero habló con ellos y prometieron no hacerlo más. Más tarde entró un forastero preguntando por una dirección y lo acompañó hasta el lugar indicado. 

   Luego entró una niña que tenía el padre enfermo y juntos se fueron en busca de un médico para que lo visitara. Poco antes de cerrar la tienda llegó un mendigo que quería comer y lo llevó a la Carreta y le pagó la cena. Cerró su tienda y se dijo, el Señor no ha venido a verme. Ya en casa y antes de acostarse oró diciendo: Señor, he estado muy ocupado, hoy, espero no hayas venido a visitarme mientras estaba fuera. Y una voz dijo: Vine a visitarte en cada persona que ayudaste. Sé que disfrutaste con mi presencia. Estoy muy contento del buen trato que me diste. La palabra de Dios no sólo nos dice quién es el Señor sino quiénes somos nosotros y cuál es nuestra relación con él y con los hermanos. 

Oración 

  Únenos a Ti... Únenos en la caridad: del amor que no excluye, sino acepta; del amor que no ofende, sino que perdona; del amor que no hiere, sino cura las heridas. Mándanos, en fin, solamente amar; y seremos verdaderamente tus amigos, misioneros de tu presencia amorosa en el mundo.