EVANGELIO DE SAN JUAN 20, 19-31
Domingo de la divina misericordia: “!Señor, ten misericordia de mi¡”
ANTES DE LANZAR LA PIEDRA Y CONDENAR A ALGUIEN, PIENSA:
Esta es la experiencia de Dios Resucitado; una experiencia que brota de un encuentro con Jesucristo vivo, experiencia sin la cual, nadie puede hablar de un Dios vivo y glorificado. Así le pasó a Tomás, que sin la experiencia del resucitado no pudo creer en él. Es una experiencia también que nos llena del Espíritu, transforma nuestra visión del mundo y de Dios y nos capacita para amar. Por lo mismo, ha de ser una experiencia que nos lleve a compartirla en el amor y en la misericordia con los demás.REFLEXIÓN
Esta es la experiencia de Dios Resucitado; una experiencia que brota de un encuentro con Jesucristo vivo, experiencia sin la cual, nadie puede hablar de un Dios vivo y glorificado. Así le pasó a Tomás, que sin la experiencia del resucitado no pudo creer en él. Es una experiencia también que nos llena del Espíritu, transforma nuestra visión del mundo y de Dios y nos capacita para amar. Por lo mismo, ha de ser una experiencia que nos lleve a compartirla en el amor y en la misericordia con los demás.
PARA APRENDER Y PRACTICAR EN LA VIDA:
Obras Espirituales:
- Enseñar al que no sabe.
- Dar buen consejo al que lo necesita.
- Corregir al que se equivoca.
- Perdonar las ofensas.
- Consolar al que está triste.
- Sufrir con paciencia los defectos del prójimo.
- Rogar por los vivos y difuntos.
Obras Corporales:
- Visitar a los enfermos.
- Dar de comer al hambriento.
- Dar de beber al sediento.
- Dar posada al peregrino.
- Vestir al desnudo.
- Redimir al cautivo.
- Enterrar los muertos.